jueves, 13 de junio de 2013

Letras Pt.2

La Máquina

Creo que es justo decir que si en los últimos 6 meses no he escrito nada no debería de sorprenderme que esté oxidado. Pero al final las palabras no son nada sino aceite, y poco a poco los engranes van girando. Cierto, al inicio giran a una velocidad imperceptible, pero comforme cada gota de aceite fluye los engranes van entrando en ritmo y poco a poco esa máquina complejísima vuelve a la vida, ruidosa, implacable
y hambrienta.

Lo que esta máquina hace nadie sabe, tal vez su función no es más que hacer que la máquina funcione, por más extraño que esto suene. Pero sea lo que sea, la máquina lo está haciendo, y con creciente aceleración. La máquina está ansiosa por demostrar que era tan buena como antes, tal vez hasta mejor, y por eso mismo gira y gira con mayor rapidez, sin importarle, sin detenerse un segundo a pensar si esto la beneficia de algún modo.

La máquina pasó el punto de la vertiginosidad hace mucho ya, y aunque lo intento, no logro encontrar una palabra que siquiera comienze a describir la velocidad que ha alcanzado en este momento. Y a la máquina eso la tiene sin cuidado; todo su propósito radica en realizar su trabajo, y después de 6 meses de estar apagada ni siquiera contempla la posibilidad de detenerse y a decir verdad no hay indicios de que esto vaya a pasar pronto.

miércoles, 12 de junio de 2013

Letras Pt.1

Causal y caudal

Sinceramente, mi mente está hecha un revoltijo de pensamientos, sentimientos e ideas en este momento. Me resulta casi imposible tratar de escribir dos oraciones coherentes seguidas, y no tengo ni la más puñetera idea de por qué. Para mi la escritura es un modo para poder tener claridad, un desahogo, una forma de poner  todos tus pedos en perspectiva y entonces cuando no puedo hilvanar más de 5 palabras sin que me suenen a una aberración textual del más alto calibre, ahí es cuando comienzo a desesperarme.

Y porque cada momento sin desahogo es un momento más de incertidumbre, la desesperación comienza multiplicarse hasta que al final, como en el célebre caso del vaso con agua, acaba por no solo sobrepasar, sino pisotear burlonamente ese límite y derramar el contenido por todos lados.

Después, leyendo lo que he escrito hasta ahora me doy cuenta de que mi vaso hace mucho se convirtió en una represa que lleva sin atender más tiempo del debido y solo espera encontrar la más pequeña fisura en esta para liberar su furioso caudal, y sin remordimiento, arrasar todo a su paso, incluido yo.

martes, 11 de junio de 2013

Tiempo



La escena habitual: Una pared y una cantidad infinita de relojes de todos tipos. Todos los relojes marcan la misma hora, y con perfecta sincronía, mueven sus manecillas como si fueran uno solo. Ninguno se atreve a romper el equilibrio, como si esto fuera algo inconcebible. Esa es la forma en la que debe de ser, y todos lo saben. "¿Quién lo dispuso así?" y "¿Por qué?" son preguntas que nunca han pasado por su cabeza, y los relojes no se preocupan por esto, pues al fin y al cabo son solo eso, relojes.

Y esto me pone a pensar: ¿Qué pasaría si un reloj quisiera un cambio? ¿Qué pasaría si un reloj simplemente decidiera no ir al mismo ritmo que sus congéneres?

Tal vez solo le lanzarían miradas despectivas por atreverse a cambiar el ciclo y volverían a sus asuntos. Pero tal vez los otros relojes lo verían estupefactos, y en su confusión ellos mismos perderían el ritmo, lo cual a su vez traería como consecuencia una reacción en cadena con todos los relojes.

Tal vez todos los relojes tomarían el mismo ritmo de nuevo, y no pasaría nada al final; todo seguiría igual pero cambiado. Pero tal vez como cada reloj es diferente cada reloj impondría un ritmo único.

Tal vez el ritmo sería totalmente errático, una abominación para los relojes, los cuales al escucharlo mejor callarían, y esperarían la señal de un reloj para volver a su ritmo habitual, aunque tal vez ningún reloj se animaría a dar la orden y todos los relojes vivirían para siempre sumidos en silencio. Pero tal vez los diferentes ritmos de los relojes podrían dar pie a una majestuosa melodía, aún más bella que cualquiera de las más alocadas fantasías que los relojes jamás podrían haber tenido.

Tal vez después de esto los relojes se asustarían de lo que podría pasar si cambiaran su habitual forma de ser, volverían a su ritmo normal presurosos y nunca volverían a intentar nada así de nuevo. Pero tal vez después de escuchar una melodía tan bella los relojes empezarían a cuestionarse cosas.

Tal vez los relojes se conformarían con la linda canción que recién compusieron, y la volverían a repetir una y otra vez, volviendo así a donde empezaron. Pero tal vez los relojes se preguntarían si son capaces de algo más y empezarían con la búsqueda de una canción más hermosa que la anterior.

Tal vez los relojes no tendrían éxito después del primer intento y se rendirían. Pero tal vez los relojes serían perseverantes y lo lograrían después de incontables intentos, y después de eso, idearían una tonada aún más bella que la encontrada con anterioridad.

Tal vez, al final, los relojes vivirían así, tratando de crear obras nuevas y mejores que las pasadas, en vez de pasar su vida atascados en un ritmo único.

Tal vez lo averigüemos un día.

Tal vez, cuando un reloj decida cambiar.