Arriba la flojera, dudes!
Rafael Rabec: Creatividad personificada.
Por: Diego García Silva
“El ingeniero solo debe de preocuparse por el funcionamiento, de la estética se encarga el arquitecto” es una frase que la mayoría de los aspirantes a ingeniería civil han escuchado cuando menos una vez en su vida. Y claro, no podemos negar que este estereotipo tiene una base bastante sólida, ya que la tarea principal del ingeniero es hacer su edificación lo más estable posible y no lo más bella posible, o al menos eso dice la teoría. Por ende esto a llevado a hacer que la gente crea que los ingenieros no están calificados para hacer cosas estéticamente llamativas al ojo humano, cuando no podrían estar más equivocados. El más vivo ejemplo de esto lo representa el Ing. Rafael Rabec y su exposición denominada “El Cosmos”.
El Ing. Rabec inició su andar por el camino de la ingeniería en 1950, cuando ingresó a la Facultad de Ingeniería de la Universidad Nacional Autónoma de México. Con una sonrisa en el rostro nos contó acerca de su primer día, y de todo el proceso de las llamadas “novatadas”: de las carreras en la alberca, del chapopote, las plumas y la denigrante vuelta a la manzana que se llevaba a cabo después.
Nos contó acerca de su vida laboral, y de las diversas compañías que recorrió a lo largo de ella. Primero construcción de auténticos "esqueletos" de metal para edificaciones, luego un fructuoso paso por la compañía más grande de Ingeniería Civil que existe en toda Latinoamérica (ICA) y para finalizar, la construcción de decenas de sedes bancarias a lo largo de todo el país.
Después de tan exitosa y satisfactoria vida laboral el Ing. Rabec, dedicó su vida al estudio y práctica de las artes plásticas. El mismo nos dice: "Yo soy un artista autodidacta", algo que se refleja evidentemente en su estilo de expresión que sinceramente, o cuando menos a este humilde estudiante, impresiona a la vista.
"La creatividad es lo más importante, si eres creativo las posibilidades son infinitas" es la forma de pensamiento con la cual se rige el Ing. Rabec, y verdaderamente lo podemos apreciar en sus obras. Desde la sureal e hipnotizante coloración de nuestro astro rey en “Pasión en Infrarrojo”, y pasando por el melodioso equilibrio de figuras y tonalidades en “Irascible Fragancia Nebular”, hasta el abstracto torrente de colores sobre fondo blanco de “Aurora Cristalina”, todas las obras del Ing. Rabec tienen personalidad propia, y ese “no se qué” que las hace tan diferente unas de otras. Posiblemente la obra más imponente de toda la exposición es la denominada “Infinito”, una obra compuesta de 4 lienzos de 140 x 200 cms donde podemos ver una representación de el espacio visto desde la superficie lunar.
Posiblemente el Ing. Rabel tenía muchas razones en mente para montar esta satisfactoria exposición, pero me queda claro que uno de ellas era el de motivar a los jóvenes ingenieros a adentrarse más al mundo del arte y de la creatividad. Y, Ing., quiero informarle que yo creo que cumplió su objetivo, y con creces.