martes, 6 de mayo de 2014

Pensamiento Nocturno



Me agrada la noche. Es un momento mágico, casi místico, en el cual estamos en nuestro estado más vulnerable. Es el mejor tiempo para platicar con tus amigos, escuchar música, leer y, en la humilde opinión de este imberbe (figurativamente hablando, claro está) escritor, el momento más perfecto para simplemente sentarte a pensar.

Claro está, somos seres racionales. Pensar está en nuestra naturaleza (por más que cueste creerlo) y es una acción que realizamos 24/7, a todas horas y en todos lados. Pero los pensamientos nocturnos son... diferentes. Especiales. Únicos.

¿Qué por qué digo que los pensamientos nocturnos son diferentes?

Para mí, no hay un momento más puro que el estar solo, sumido en un total silencio. La noche y su sigilo se encarga de eliminar las distracciones que, furtivamente, nos distraen a lo largo del día, permitiendo así a ese curioso órgano al que llamamos cerebro realizar su función primaria: Pensar. Y no solo pensar, sino pensar realmente.

Esa decisión laboral que pareciera que es de tal magnitud que podría decidir el destino del mundo entero, esa revoloteante y juguetona sensación de no tener ni la menor idea si le gustas o no a esa cierta persona, ese escalofrío recorriendo tu espina dorsal en el momento que te das cuenta que la respuesta del examen no pudo haber estado más mal, esa pequeña duda de saber que será de la persona con la que chocaste en la calle mientras caminabas en una avenida muy transitada. Todos esos son pensamientos que todo el mundo ha tenido cuando menos alguna vez. Y sin embargo, pensar todas estas cosas de nuevo, sin nada más que el sonido del viento golpeando en tu ventana para hacerte compañía... Es una experiencia totalmente nueva. Es realmente increíble la capacidad de razonamiento que tenemos cuando se aprovecha al máximo.

Y ahora me encuentro aquí, tecleando cuasimelodiosamente esta breve entrada, dándome cuenta de algo que siempre he sabido, en un raro pseudo déjà-vu.

En fin, no se cuantas decisiones que han modificado mi vida en gran medida he realizado en las altas horas de la madrugada, y tengo una menor idea aún de cuantas están por venir, pero hasta ahora puedo decir que la noche no me ha decepcionado. Y probablemente nunca lo hará.

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